Es difícil pensar en orientaciones muy certeras respecto a salir a actuar en primeras aproximaciones, pero vale la pena intentar pensar en algún mapa que de cuenta de recomendaciones escuchadas, leídas y brindadas, a la hora de salir al ruedo:
- Primera regla de oro: buscar matices, variedad de colores, encontrados en los niveles, las voces y su potencia, los cortes en los movimientos y en los gestos. Las variaciones son las sostenedoras de la mirada del espectador.
- Intentar, en un trabajo que integra la atención y la capacidad de juego, el vivenciar el aquí ahora. Este define qué siento y cómo reacciono ante la presencia y la actitud de los otros o de las situaciones planteadas. Ofrecerse a esa búsqueda, que nos aleja de la mecanicidad y la representación vacía y nos acerca a lo orgánico.
- Definir con claridad acciones que en el teatro retardan y reprimen lo que en "realidad" haría. Lo hago porque no puedo hacer lo que debería. Encontrar esa acciones es un proceso de un importante tiempo de trabajo.
- Proponer un trabajo que profundice la interacción con el espacio y los objetos. Evitar el maltrato que muchas veces impera.
- Darle tiempo a la posibilidad de probar variantes, cambios, donde pueda producirse pero también descubrirse aspectos inesperados, sorpresivos, extraños. Es la posibilidad de salir de los lugares comunes, de la tentación de hacer lo de siempre, de hacer de uno mismo.
- Salir del efectismo que espera siempre la aprobación de los espectadores y no intentar descifrar procesos que no pueden reducirse a una risa, por ejemplo.
Un mapa abierto, sobre todo a la reflexión, que nos aleja de la forma rígida de usar cualquier orientación.